WINE BAR CONCOURS MONDIAL DE BRUXELLES

Disfrute a nivel mundial en Ciudad de México

Burdeos, La Rioja y Ciudad de México son sinónimos de excelentes vinos a nivel mundial. ¿Ciudad de México? Sí, exactamente. A más tardar, cuando se habla del Concours Mondial de Bruxelles (CMB), los conocedores del vino agudizan el oído. Y precisamente esta legendaria institución tiene una vinoteca en el corazón de México. Lo que no pertenece a la «crème de la crème» internacional aquí no se sirve en la copa. Los vinos, las copas, el interior, el equipamiento, la clase mundial es aquí una cuestión de honor.

 

Una excursión a Cuauhtémoc se hace imprescindible cuando se visita la metrópolis mexicana. No hay otro distrito que maraville más, que el que lleva el orgulloso nombre del último soberano azteca. También por la Zona Rosa. Antaño era un barrio de villas aristocráticas y hoy día es una brillante arteria llena de arte, startups y restaurantes. En medio de todo ello: el Wine Bar by CMB.

 

Su corazón es el famoso Concours Mondial de Bruxelles. Desde hace más de 25 años, este prestigioso concurso se dedica a la búsqueda incansable de los mejores aromas del mundo. La élite de los viticultores se enfrenta a un jurado, que no tiene nada que envidiarles. La tan ansiada recompensa: las medallas CMB. Se puede suponer lo que sucede cuando una institución de este tipo pone en marcha un bar propio. Nadie lo sabe mejor que Carlos Borboa, director del Wine Bar by CMB. Sumiller, cocinero, docente, columnista, músico y «friki del vino»; Borboa es un todoterreno. El actual sumiller jefe ha formado parte del jurado de catas en el CMB en múltiples ocasiones, ha viajado por todo el mundo al servicio del buen sabor y obtuvo en el 2018 un sello CMB: el CMB Benchmark Taster Award como uno de los tres mejores catadores del mundo.

Todo en el Wine Bar by CMB destila aroma, cuerpo y bouquet. Miles de botellas de más de 50 países esperan a un variado grupo de clientes. Con las catas y los cursillos, los profesionales del mañana se adentran en los matices de las regiones productoras y disfrutan en un relajado ambiente de elegancia y en una atmósfera de salón. La responsabilidad a la que se enfrenta Carlos Borboa no podría ser más grande.

«Los mejores vinos del mundo solo se pueden servir en las mejores copas y también éstas son una brillante aportación»,

resalta Borboa. Nada, por muy pequeño que sea, debe empañar el brillo. Ni el más mínimo residuo debería estropear el olor o el sabor. Todo ello no pasaría inadvertido y rompería un tabú, para el que no habría ningún perdón a este nivel. Al igual que la rotura de la copa. Por eso, las máximas exigencias de una medalla CMB no solo distinguen a los mejores vinos del mundo. Los vinos solo son tan buenos como la copa en la que se sirven. Por lo tanto, todo el placer depende de la tecnología de lavado, a la que se confíen tales copas. «Las copas deben estar absolutamente libres de olores, agentes químicos, físicos o biológicos», según Borboa. Por eso, el Wine Bar by CMB confía en meiko. El modelo bajo la superficie de trabajo M-iClean U se enfrenta a la enorme tarea de garantizar todos estos factores y, al mismo tiempo, de trabajar de forma rentable, rápida y sostenible. Otra razón más para visitar Cuauhtémoc. ¡Salud!